Retablo Confesionario
Confessional Altarpiece
Confessional Altarpiece
Este retablo-confesionario, realizado por Carlos Cañar en el año 1955, constituye una obra neocolonial que recrea la tradición barroca quiteña y payanesa del siglo XVIII, adaptada a la función litúrgica del sacramento de la penitencia.
Su estructura se organiza en un solo cuerpo con ático central, compuesto por tres nichos en la parte inferior que, en lugar de albergar imágenes, funcionan como accesos: los laterales destinados a los fieles y el central para el sacerdote. La composición se articula mediante seis columnas salomónicas adosadas, profusamente doradas que dividen verticalmente el conjunto y refuerzan su carácter barroco. Los entablamentos horizontales presentan frisos con relieves vegetales dorados sobre fondo rojo bermellón, color que predomina en toda la superficie estructural y que se combina con el pan de oro en capiteles y roleos.
El ático superior se corona con un nicho central en arco de medio punto, enmarcado por dos columnas salomónicas y flanqueado por conchas y elementos vegetales. En la predela se integra un panel central calado con motivos cruciformes, que marca el espacio reservado al sacerdote, mientras los laterales mantienen accesos libres para los penitentes.
Aunque de factura moderna, la obra conserva la exuberancia ornamental, la verticalidad y el carácter simbólico del barroco colonial, reinterpretado con un lenguaje más sobrio y simétrico propio del siglo XX, evidenciando así una continuidad estilística entre la tradición virreinal y el revival neocolonial republicano.
This altarpiece-confessional, created by Carlos Cañar in 1955, is a neocolonial work that recreates the Baroque tradition of Quito and Popayán from the 18th century, adapted for the liturgical function of the sacrament of penance.
Its structure is organized into a single body with a central attic, composed of three niches in the lower part that, instead of housing images, function as entrances: the lateral ones for the faithful and the central one for the priest. The composition is articulated by six attached Solomonic columns, which are profusely gilded, vertically dividing the piece and reinforcing its Baroque character. The horizontal entablatures feature friezes with gilded vegetal reliefs on a vermilion red background, a color that dominates the entire structural surface and is combined with gold leaf on the capitals and volutes.
The upper attic is crowned with a central niche with a semicircular arch, framed by two Solomonic columns and flanked by shells and vegetal elements. The predella integrates a central pierced panel with cruciform motifs, which marks the space reserved for the priest, while the lateral ones maintain free access for penitents.
Although of modern make, the work preserves the ornamental exuberance, verticality, and symbolic character of colonial Baroque, reinterpreted with a more sober and symmetrical language typical of the 20th century. This demonstrates a stylistic continuity between the viceregal tradition and the Republican neocolonial revival.